lunes, 1 de junio de 2015

ORIGEN DE LA COCA-COLA

La historia de Coca-Cola: cuando el 94% del planeta conoce tu nombre

La historia de Coca-Cola: cuando el 94% del planeta conoce tu nombre
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Tags: Historia Coca-Cola
Un 8 de mayo de 1886 comenzaba la historia de Coca-Cola en Atlanta. El farmacéutico John S. Pemberton quería crear un jarabe contra los problemas de digestión que además aportase energía, y acabó dando con la fórmula secreta más famosa del mundo. La farmacia Jacobs fue la primera en comercializar la bebida a un precio de 5 céntimos el vaso, vendiendo unos nueve cada día. Era solo el inicio de una historia de más de 120 años.

Pemberton no tardó en darse cuenta de que la bebida que había creado podía ser un éxito. Su contable, Frank Robinson, fue quien ideó la marca y diseña el logotipo: había nacido Coca-Cola. En 1891 se fundó The Coca-Cola Company, formada por el también farmacéutico Asa G. Candler, su hermano John S. Candler y Frank Robinson. Dos años después registraron la marca en la Oficina de Registro de la Propiedad Industrial de los EEUU.

El modelo de embotelladoras

Apenas habían pasado once años desde su creación en una farmacia cuando, en 1897, Coca-Cola salía por primera vez de los Estados Unidos. Dos años después se firmaba el primer acuerdo para embotellar Coca-Cola en todo el territorio estadounidense, marcando las bases del modelo de negocio de la compañía en todo el mundo: Coca-Cola les suministraba el concentrado y los embotelladores elaboraban la bebida, la distribuían y comercializaban.
La primera concesión fue adjudicada en exclusiva a Benjamin F.Thomas y Joseph B. Whitehead, dos abogados de Tennessee, pero no tardó en tener compañía: en los primeros años del siglo XX más de 400 plantas embotellaban Coca-Cola en Estados Unidos, Panamá, Canadá y Cuba.

Nace la botella más famosa del mundo

Con el refresco llegando a más y más gente a través de diferentes embotelladoras, surgió un problema: cada embotellador utilizaba unas botellas diferentes, y eso creaba confusión entre el público, que encontraba diferentes envases en cada zona. Por eso en 1915 se celebró un concurso para decantarse por un único modelo de botella.
El ganador fue Alexander Samuelson, y todos tenemos en mente cómo fue su propuesta porque la “botella contour”, que es su nombre oficial, sigue siendo junto al logo de Coca-Cola uno de los iconos más reconocibles de la compañía un siglo después.

La lata y la expansión

En los años 20 se creó la primera caja para seis botellas, que facilitaba el transporte y la distribución de la bebida. A finales de esta década, la venta de botellas superaría ya a la de distribuidores de soda. Y Coca-Cola aparece en España por primera vez, aunque eso sí, por medio de las importaciones.
Durante los años 40 fueron los soldados estadounidenses los que contribuyeron a popularizar la bebida por el mundo mientras combatían en la II Guerra Mundial. Para poder facilitar su transporte, se creó un nuevo envase más resistente y fácil de transportar: la lata de Coca-Cola. Su éxito hizo que tras la guerra se continuase utilizando. En 1945 se registró además la marca Coke, que se llevaba utilizando desde 1941 en publicidad.
Coca-Cola se estableció definitivamente en España a principios de los 50, cuando en 1951 y 1952 se constituyen los dos primeros embotelladores españoles, Cobega y Casbega, y comienza su distribución por todo el país con la ya popular botella contour, un diseño que en 1960, en un acto excepcional de la Oficina de Marcas de EEUU, sería inscrito como marca registrada.
 

Coca-Cola en la actualidad

La compañía no ha dejado de crecer. De vender nueve vasos al día en una farmacia de Atlanta, en la actualidad cuenta con más de 24 millones de puntos de venta en 200 países, vende 1.900 millones de unidades al día y da empleo a más de 71.000 personas.
La marca Coca-Cola está considerada la más valiosa del mundo según la consultora Interbrand, y es además la más famosa del planeta con un grado de reconocimiento del 94% de la población mundial: ¡es el segundo término más reconocido del mundo después de la expresión “okay”!Pero no todo es Coca-Cola: la compañía comercializa más de 500 marcas y 3.500 productos, entre ellos bebidas con o sin gas, zumos y café. Posee cuatro de las cinco marcas de refrescos más famosas del mundo: Coca-Cola, Coca-Cola Light, Fanta y Sprite; y en total 17 de sus marcas están valoradas en más de mil millones de dólares.
La preocupación por la salud también es importante para la compañía: en la actualidad, 19 de los 20 productos más vendidos de Coca-Cola no tienen azúcar o cuentan con una versión Light o Zero.

ORIGEN DE VALENCIA

El origen de Valencia:

La investigación histórica ha podido fijar con cierta exactitud la fundación de la ciudad de Valencia en el año 138 antes de Cristo.
La fecha ya la daba el historiador romano Tito Livio en sus célebres Décadas y ha sido confirmada por la arqueología. Pero otros historiadores se han ido más lejos al aventurar unos orígenes más remotos y legendarios para la capital del Turia.
Casi sin excepción, todas las ciudades y pueblos valencianos con historia se reclaman fundadas por Túbal, nieto de Noé.
Pero fue el cónsul romano Décimo Junio Bruto quien, a modo de recompensa al coraje que sus tropas habían mostrado en las guerras lusitanas, les concedió tierras en el levante peninsular. La urbe romana sufrió una destrucción en el año 75 a.C. debido a la primera guerra civil romana que enfrentó a Pompeyo y Sertorio. Fue refundada en época de Octavio Augusto con el rango de colonia, similar a Ilici. Sagunto, a pesar de su importancia casi legendaria y urbe cercana a Valentia, se tuvo que conformar con el título de ciudad asociada. A partir de ese momento la población creció en importancia y se la dotó de foro, circo y abastecimiento de agua.
El Museo de la Almoina.
El Museo de la Almoina.
El centro cívico de la Valentia romana estaba alrededor del foro o plaza pública, que aglutinaba las funciones judiciales (basílica), políticas (curia) y religiosas (templo). En el foro se concentraban las estatuas y pedestales honoríficos a los dioses, la familia imperial o a ciudadanos notables. Otros importantes edificios ubicados cerca del foro eran el mercado, el santuario de Asklepios/ninfeo, el horreum y el collegium (casa gremial).
Próximas a las puertas norte y sur se situaban las termas. En su lado oriental se construyó un circo, donde se celebraban carreras de carros, el espectáculo más apreciado por los romanos. En la fachada urbana septentrional, junto al río Turia, se extendía una amplia área portuaria fluvial. No obstante, los atisbos de decadencia del Imperio en el siglo III le pasaron factura y se despoblaron barrios enteros de la Valentia romana. No volvería a recobrar fuerza hasta la llegada de los musulmanes.
Es en la Plaza de la Almoina, poco conocida y de menos tránsito peatonal que sus vecinas y espléndidas la Catedral, el Palacio Arzobispal y la Plaza de la Virgen, donde el viajero puede descubrir los cimientos secretos de la primitiva urbe ibérica-romana de Valencia, pues bajo ésta se encuentra el mayor yacimiento arqueológico de la ciudad, con 2.175 años de antigüedad, es la plaza más longeva.
Restos de las antiguas termas romanas de Valentia.
Restos de las antiguas termas romanas de Valentia.
A mediados de los años ochenta del pasado siglo las obras de excavación del metro descubrieron los restos del foro romano que engendró Valencia. Ahora, la plaza de la Almoina se ha convertido en un escenario público y de afluencia peatonal que luce un hermoso estanque de 300 metros cuadrados y suelo acristalado desde donde se puede contemplar la belleza de los restos de las antiguas termas.
Lo mejor está por venir. El espectacular Museo de la Almoina es un auténtico viaje al pasado romano de Valentia, una delicia para los sentidos. Ofrece, a lo largo de 2.500 metros cuadrados de superficie y de manera cronológica un itinerario para explicar al público la evolución urbana que ha experimentado la ciudad desde su fundación hasta nuestros días. Alberga, además, desde maquetas de bronce, monedas. vasijas, jarrones, elementos decorativos, armas, tumbas e incluso restos humanos.
Bajo el suelo acristalado y tras la Basílica, emergen las ruinas de la Valentia romana.
Bajo el suelo acristalado y tras la Basílica, emergen las ruinas de la Valentia romana.
No es la única parada de este viaje al pasado. La misma plaza y museo también alberga restos de la Valencia árabe y visigoda. La parte oriental del museo está ocupada por lo que fue el antiguo alcázar islámico, y vista desde el hall de entrada, se presenta como el lugar idóneo para explicar el periodo musulmán de Valencia. La primera ciudad que pobló estas tierras, la republicana romana, bien representada por las termas, llama la atención del viajero al ocupar el centro del recorrido. La parte más occidental de la galería expositiva se centra en los vestigios arquitectónicos que permanecen de la época romana. Al sur, emerge la etapa visigoda, con la zona martirial y episcopal.
Muy cerca de la Almoina se encuentra el Almudín, término derivado del árabe almodi “casa almacén”, donde durante el dominio musulmán de la ciudad se almacenaba y vendía el trigo. El edificio que puede contemplarse hoy fue construido entre los siglos XIV y XV, y es un raro ejemplo de arquitectura utilitaria que, haciendo honor a este uso, acoge exposiciones de arte contemporáneo. No muy lejos de esta histórica zona el viajero puede caminar unos pocos pasos para disfrutar de la Lonja de la Seda, una joya del gótico civil con historia y declarada Patrimonio de la Humanidad.