Prusia Oriental, Posen y el corredor de Dantzing pasaron a Polonia. Dantzing quedó bajo administración de la Sociedad de Naciones. Memel se asignó a Lituania. Parte de Schleswing (Alta Silesia) pasó a Dinamarca.
Las colonias alemanas se repartieron entre diversas potencias: África Oriental y del Suroeste, así como parte de Togo y Camerún, se transfirieron al Reino Unido, en tanto que la otra parte pasó a Francia. Los archipiélagos del Pacífico (Marshall, Carolinas y Marianas) se asignaron a Japón.
En el este de Europa se consolidaron las fronteras que Alemania había impuesto a Rusia en el Tratado de Brest-Litowsk. Se pretendió con ello establecer una especie de cordón sanitario de estados anticomunistas (Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania) que impidiera la propagación del bolchevismo ruso. Con ello los rusos perdieron casi toda la costa del Báltico.
Polonia
se restableció
como estado a costa de los territorios desgajados
de Rusia, Alemania y Austria-Hungría.
A su costa se formaron los estados independientes de Austria,
Yugoslavia, Polonia
y Checoslovaquia. A Italia hubo de cederle
parte del Tirol, Istria
y Trieste, así como parte de Dalmacia (en la actual Croacia).
A Yugoslavia, surgida como nuevo estado de la antigua
Serbia, hubo de entregarle Bosnia-Herzegovina.
Hungría,
la otra parte de la monarquía dual del Imperio
Austríaco, se constituyó como estado independiente de Austria y hubo de entregar a Serbia Croacia
y Eslovenia, piezas importantes del
nuevo estado yugoslavo. A Checoslovaquia, nuevo país,
hubo de rendirle Eslovaquia y a Rumanía Transilvania.
El
Imperio Austro-Húngaro quedó
desmembrado en el Tratado de Saint-Germain
y perdió todos sus territorios
eslavos, de tal manera que el pequeño
país resultante solicitó su unión
con Alemania, siéndole denegada
la petición. Posteriormente, en 1938, Hitler
la consumaría (Anschluss).
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El
Imperio Turco,
por el Tratado de Sèvres quedó
reducido territorialmente a la península
de Anatolia (Asia
Menor) y solo conservó en Europa
la ciudad de Estambul. Perdió la zona
de Irak, Palestina,
Líbano y Siria
que fueron convertidos en protectorados
bajo la administración del Reino Unido
o Francia.
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La imposición de estas duras condiciones desencadenó
una revolución, que protagonizada por
Mustafá Kemal, depuso al sultán
y resolvió continuar la guerra con Grecia, a
la que venció. Por el Tratado de Lausana
(1923) Turquía recuperaba
algunos territorios perdidos en el Tratado de Sèvres.
La zona de Oriente Próximo que hasta entonces había pertenecido al Imperio Turco jugaría un papel relevante en la historia del siglo XX. Los árabes, que bajo dominio turco apoyaron a los aliados, habían recibido de Gran Bretaña garantías de que una vez finalizado el conflicto formarían un estado unido. El fin de la guerra frustró tal anhelo, pues esas zonas fueron repartidas en diversos departamentos bajo influencia británica y francesa. Por otra parte, el movimiento sionista (nacionalismo judío) inició su movilización para crear un Estado judío en Palestina.
La zona de Oriente Próximo que hasta entonces había pertenecido al Imperio Turco jugaría un papel relevante en la historia del siglo XX. Los árabes, que bajo dominio turco apoyaron a los aliados, habían recibido de Gran Bretaña garantías de que una vez finalizado el conflicto formarían un estado unido. El fin de la guerra frustró tal anhelo, pues esas zonas fueron repartidas en diversos departamentos bajo influencia británica y francesa. Por otra parte, el movimiento sionista (nacionalismo judío) inició su movilización para crear un Estado judío en Palestina.
Rumanía,
que ya existía como estado, fue robustecida
territorialmente con el propósito de aislar a la Rusia soviética.
Serbia incrementó su territorio mediante la creación de un nuevo estado: Yugoslavia. Sin embargo, la nueva entidad carecía de unidad cultural, lingüística y religiosa, lo que en adelante le acarrearía serios problemas políticos y étnicos, hasta que desapareció en los años 90 del siglo XX, no sin antes sufrir una cruenta guerra.
Bulgaria, por el Tratado de Neuilly, hubo de ceder parte de Tracia a Grecia y perdió el acceso al mar Egeo.
Serbia incrementó su territorio mediante la creación de un nuevo estado: Yugoslavia. Sin embargo, la nueva entidad carecía de unidad cultural, lingüística y religiosa, lo que en adelante le acarrearía serios problemas políticos y étnicos, hasta que desapareció en los años 90 del siglo XX, no sin antes sufrir una cruenta guerra.
Bulgaria, por el Tratado de Neuilly, hubo de ceder parte de Tracia a Grecia y perdió el acceso al mar Egeo.
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