martes, 10 de febrero de 2015

LA TROIKA


¿Qué es la Troika?

El término “Troika” se refiere originalmente a la palabra rusa con la que se designa a un carruaje tirado por tres caballos, pero también puede utilizarse para describir cualquier tarea realizada de a tres. En el marco de la crisis europea, la Troika engloba a tres instituciones:
  • la Comisión Europea (CE)
  • el Banco Central Europeo (BCE)
  • el Fondo Monetario Internacional (FMI)
Básicamente, la Troika supervisa a los países con graves problemas económicos que reciben préstamos financieros de la UE y el FMI. A pesar de tener una tasa de interés inferior comparados con los del mercado de capitales, estos préstamos no ayudan a que las economías de los países afectados se recuperen.
Si bien hay razones para las dificultades económicas a nivel nacional de esos países – como la corrupción e impuestos extremadamente bajos – que no deberían ser subestimadas, la Troika sólo se concentra en las causas nacionales; sin embargo, los asuntos sistémicos a nivel europeo y mundial son más importantes. Además, los blancos preferidos por la Troika son los sueldos, las horas laborales y los gastos sociales, preservando, una vez más, sólo los intereses de los más adinerados.
Los intereses de los acreedores privados, bancos y otras instituciones financieras también se ven favorecidos al pasar la deuda a manos públicas. De esta forma, ésta se consolida, crece a niveles insostenibles y requiere medidas de austeridad y reformas económicas extremas.
Estas medidas y reformas, las condiciones que los países deben cumplir para continuar recibiendo dinero, se encuentran estipuladas en un tipo de contrato denominado Memorando de Entendimiento (MdE). La Troika organiza misiones de evaluación en las que visita países con los que tiene un MdE; si determina que el país no ha hecho lo suficiente para recibir el dinero, puede decidir posponer el pago del siguiente tramo. De este modo, la Troika ejerce una gran influencia en las políticas económicas y financieras de los países que están sujetos a ella.
La Troika actuó por primera vez en Grecia en el 2010. Resultó ser que la situación económica y financiera de Grecia no era tan próspera como se creía y, como resolución final, el país solicitó asistencia financiera a las instituciones internacionales en mayo de 2010. La CE, el BCE y el FMI emprendieron una misión a Atenas y, unos días después, se acordó un paquete financiero junto con el primer MdE. Esto dio inicio a una espiral descendente de reducciones de sueldos y jubilaciones, aumento de impuestos, despidos y privatizaciones: la Troika había tomado cartas en el asunto.
Luego  de lo ocurrido en Grecia, otros tres países europeos fueron objeto de escrutinio por parte de la Troika: Irlanda en diciembre de 2010 (abandonando formalmente el programa de la Troika en diciembre), Portugal en mayo de 2011 y Chipre en abril de 2013. España tiene un MdE que sólo incluye condiciones para el sector bancario, pero también se ve forzado a la austeridad por otras medidas. Otros países, como Italia, no están oficialmente bajo el yugo de la Troika, es decir, no cuentan con un MdE, pero también se ven seriamente presionados para sacar adelante reformas y medidas de austeridad.
Fundamentalmente, la Troika garantiza que las personas comunes sean las que paguen por los problemas sistémicos de la economía y los errores cometidos por las instituciones financieras, que son las causas reales de la crisis. Al mismo tiempo, en los últimos años, los legisladores europeos han ido disminuyendo continuamente las normativas y controles de esas instituciones financieras y grandes empresas. ¿Parece ilógico? Claro que sí. No obstante, desde el punto de vista neoliberal, tiene mucho sentido.
Por lo tanto, es importante ver a la Troika  y a sus políticas neoliberales no como un asunto aislado, sino como un instrumento en tiempos de una crisis sistémica que encaja en una tendencia general de reformas y medidas neoliberales en toda Europa. Estas medidas y reformas, definidas por el término “gobernanza económica”, cada vez imponen más control neoliberal, lo que favorece a las grandes empresas y a los mercados financieros y pone en peligro los valores democráticos y derechos sociales obtenidos con mucho esfuerzo.

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