Abreviatura
Es la representación gráfica reducida de una palabra o grupo de
palabras, obtenida por eliminación de algunas de las letras o sílabas de
su escritura completa y que en prácticamente todos los casos debe
cerrarse con un punto, incluso aunque termine con letras voladas, las
cuales deben, además, coincidir siempre en género: cuarta, 4.ª (no *4.º).
El punto se escribe después del último elemento, excepto cuando se
trata de números ordinales, donde se escribe antes de la letra volada,
nunca después (*1º.). Sin embargo, ese punto abreviativo de los
números con letras voladas es ya bastante raro de ver; no hemos de
obviar que es importante escribirlo, ya que las abreviaturas deben cerrarse absolutamente siempre
mediante punto abreviativo (en algunos casos se emplea la barra), que
simboliza o representa que se ha llevado a cabo una abreviación de
elementos y se trata, inequívocamente, de abreviaturas.
El término abreviatura no debe confundirse jamás con abreviación; este último se refiere al acortamiento de una o varias palabras mediante cualquiera de los métodos de abreviación, mientras que el primero se refiere únicamente a uno de ellos.
Existen dos procedimientos para formar abreviaturas: por
truncamiento y por contracción, que determinan la forma de las
abreviaturas. Si la abreviatura se obtuvo por truncamiento, se añade -s. Se exceptúa el plural de las abreviaturas cent. (centavo, centésimo) y cént. (céntimo), que es cts., y no *cents. ni *cénts. En abreviaturas formadas por una sola letra, el plural se expresa duplicando esta: EE. UU. por Estados Unidos;
este procedimiento es actualmente exclusivo de la abreviatura y no debe
pasar a la sigla ni a ningún otro método de abreviación para asegurar
una coherencia ortográfica adecuada.
Cada elemento abreviado que represente elementos completos debe llevar punto, incluido el último, lo que sirve de cerramiento si se encuentra al final de la frase u oración (así pues, quedaría un único punto al final, nunca dos).
Además, si la abreviatura se compone de varios elementos, deberán
escribirse con los espacios intermedios que tenga la expresión original
sin abreviar (Estados Unidos > EE. UU.), pues las abreviaturas ocultan, obvian o suprimen
parte de los elementos de una expresión (que se representa mediante el
punto abreviativo en la mayoría de casos), mientras que las siglas representan o simbolizan
una expresión haciendo uso de algunos de sus elementos (que, al ser una
abreviación más extrema que la abreviatura, sí suprime los espacios
intermedios).
Otro rasgo muy importante y que ayuda mucho a distinguir las
abreviaturas de las demás formas de abreviación es que la lectura de una
abreviatura debe restablecer todas las letras eliminadas en su
escritura, esto es, debe leerse la palabra completa que la abreviatura representa, a diferencia de las siglas. Sin embargo, a veces los hablantes deletrean algunas abreviaturas: a. m. (ante meridiem), AM («a, eme»); a. C. (antes de Cristo), AC.
Por consiguiente, nacen nuevas siglas; si bien es recomendable
pronunciar la abreviación de una manera u otra según de qué tipo se
trate originalmente, no hay razones que obliguen a prohibir la creación
algunas abreviaturas en siglas siempre que pueda hacerse coherentemente y
se adapten adecuadamente; aunque, como es evidente, es preferible emplear la forma original para evitar, entre otras cosas, la creación masiva de formas innecesarias. Por ejemplo, no deberíamos —ni podríamos, si conociéramos y respetáramos la lógica lingüística— convertir la abreviatura a. C. en el híbrido incoherente *aC, ya que en forma de sigla debería tomar la forma AC. Muy importante: el proceso de convertir abreviaturas en siglas no debe ni puede ni debe llevarse a cabo, de ninguna manera, en todos los casos, pues muchos no cumplen los requisitos para poder convertirse: etc. («etcétera»), *ETC («e, te, ce»).
Debe evitarse el uso superfluo de abreviaturas; es decir, si no
es realmente útil abreviar un elemento, es preferible dejarlo
desarrollado para evitar que alguien que no conozca su significado no
pueda saber qué significa. Como es evidente, en prácticamente todos los
casos es un uso innecesario, pero puede admitirse emplear abreviaturas
muy comunes como etc. o EE. UU. Siempre es recomendable
especificar, al menos una vez, qué significa cada abreviatura,
especialmente aquellas de uso no muy frecuente o que se repitan varias
veces en un mismo texto.
Sigla
Se llama sigla tanto a la palabra formada por las iniciales de
los términos que integran una denominación compleja, como a cada una de
esas letras iniciales. Las siglas no son abreviaturas, sino un
método de abreviación, y se utilizan para referirse de forma abreviada a
organismos, instituciones, empresas, objetos, sistemas, asociaciones...
Hay siglas que se leen tal como se escriben, las cuales reciben también
el nombre de acrónimos; muchas de estas siglas acaban incorporándose
como sustantivos al léxico común.
Aunque en la lengua oral tienden a tomar marca de plural, son
invariables en la escritura; por ello, cuando se quiere aludir a varios
referentes es recomendable introducir la sigla con determinantes que
indiquen pluralidad. Debe evitarse el uso, copiado del inglés, de
realizar el plural de las siglas añadiendo al final una s, ya
sea minúscula, mayúscula, con guion o, en el peor de los casos, con
apóstrofo, ya que además de innecesario va en contra del sistema
ortográfico actual de la lengua española.
Por supuesto, atribuir a las siglas los métodos de pluralización
de las abreviaturas es inadecuado y desaconsejable. No deben confundirse
abreviaturas como EE. UU. (‘Estados Unidos’), JJ. OO. (‘Juegos Olímpicos’) o RR. HH. (‘Recursos Humanos’) con siglas y por consiguiente escribirse inadecuadamente *EEUU o *EE UU, *JJOO o *JJ OO, *RRHH o *RR HH...
Tales confusiones carecen de coherencia con el sistema ortográfico
actual y ponen en serio riesgo la fácil y correcta interpretación de los
métodos de abreviación, y por consiguiente su eficiencia y utilidad.
Para el caso concreto de Estados Unidos existe la alternativa EUA (siglas de Estados Unidos de América); pero se usa poco, pues habitualmente decimos «Estados Unidos» (y entonces se escribe EE. UU.), y no «e, u, a» (y, entonces, EUA).
Las siglas se escriben hoy sin puntos ni blancos de
separación; aunque todavía es algo frecuente verlas escritas con puntos,
se recomienda no hacerlo (recordemos: únicamente con las siglas) para
agilizar y aligerar la lectura y el texto. En caso de emplear puntos,
todos los elementos deben llevar uno a continuación, incluido el último,
naturalmente.
Las siglas se leen sin restablecer la expresión a la que
reemplazan, siguiendo el procedimiento que requiera su forma: lectura
silábica, deletreo o lectura mixta. Las siglas suelen omitir para su
formación los artículos, las preposiciones y las conjunciones que
aparecen en la denominación completa, salvo cuando se desea facilitar su
pronunciación, convirtiéndolas en acrónimos.
Las siglas, al igual que los acrónimos, las abreviaturas, los
símbolos, etc., deben usarse cuando realmente sea necesario o, como
mínimo, útil; su uso indiscriminado no es recomendable, como puede
comprenderse. Así pues, siglas mal empleadas como TV (copia de la
costumbre de los anglohablantes) hay que evitarlas a toda costa, pues
en español no es habitual decir «te, uve», y cuando se quiere abreviar
se emplea un acortamiento y simplemente se dice «tele», en registros
coloquiales.
Acrónimo
Es, por un lado, el término formado por la unión de elementos de
dos o más palabras. Por otro lado, también se llama acrónimo a la sigla
que se pronuncia como una palabra. Es muy frecuente que este último
tipo, tras una primera fase en que aparecen escritos con mayúsculas por
su originaria condición de siglas, acaben por incorporarse al léxico
común del idioma y se escriban con letras minúsculas, salvo,
naturalmente, la inicial cuando se trata de nombres que exigen la
escritura de esta letra con mayúscula. Los acrónimos suelen omitir para
su formación los artículos, las preposiciones y las conjunciones que
aparecen en la denominación completa, salvo si son necesarios para
facilitar su pronunciación. Una vez incorporados al léxico común (como ovni, láser...), los acrónimos forman el plural siguiendo las reglas generales de su formación en español.
Solo los acrónimos que se han incorporado al léxico general y que, por
esa razón, se escriben con minúsculas, admiten su división con guion de
final de línea y se someten a las reglas de acentuación gráfica en
español. Los acrónimos se leen como se escriben, sin desarrollar los elementos abreviados.
Símbolo
Los símbolos son representaciones gráficas estables y
normalizadas de conceptos o realidades pertenecientes, en general, al
ámbito científico-técnico, por medio de letras o de signos no
alfabetizables. En general, son fijados convencionalmente por
instituciones de normalización —como el Sistema Internacional de
Unidades— y poseen validez internacional. Aun así, hay mucha ignorancia
sobre los símbolos, lo que deriva en dudas, confusiones y, en última
instancia, en errores; sin embargo, son muy fáciles de evitar:
únicamente ha de saberse y comprenderse qué son y cómo han de ser.
Los símbolos constituidos por letras son semejantes a las abreviaturas, pero se distinguen de ellas en los aspectos siguientes: se escriben siempre sin punto, no llevan nunca tilde, aunque mantengan la letra que la lleva en la palabra que representan y no varían de forma en plural, naturalmente. Así pues, debe escribirse siempre, por ejemplo, m, nunca *m., *mts, etc.
Los símbolos de los puntos cardinales se escriben siempre con
mayúscula, aunque estén constituidos por dos letras. Los de los
elementos químicos se escriben con una sola letra mayúscula; o, si están
constituidos por dos letras, con una combinación de mayúscula y
minúscula. Los de las unidades de medida se escriben normalmente con
minúscula, o los de aquellas que incorporan prefijos para formar
múltiplos (unidades superiores a la establecida como referencia), ya que los símbolos de estos prefijos, con la excepción de kilo- (k-), hecto- (h-) y deca- (da-), se escriben con mayúscula: M- (mega-), G- (giga-), T- (tera-),
etc.; por el contrario, los símbolos de los prefijos utilizados para
formar submúltiplos (unidades inferiores a la establecida como
referencia) se escriben siempre con minúscula: d- (deci-), c- (centi-), m- (mili-), etc. Así pues, la única forma correcta de kilobyte es kB, no *KB; la de kilómetro es km, nunca *km., *Km, etc.; la de kilogramo es kg, nunca *kg., *Kg, etc.
Se escriben normalmente pospuestos y dejando un espacio de separación.
Se exceptúan el símbolo del porcentaje y el de los grados, que se
escriben pegados a la cifra a la que acompañan. Cuando se lee un
símbolo, ha de desarrollarse toda la palabra representada, salvo que
esté integrado en una fórmula química o matemática, en que lo normal es
el deletreo.
Resumiendo mucho:
Las abreviaturas deben cerrarse siempre, y normalmente se
hace con el punto. Normalmente tienen espacios entre los elementos
abreviados, tal como tienen estos antes de aplicarle la abreviación, lo
que ayuda en bastantes casos a diferenciarlos de las siglas.
Normalmente, se leen desarrollando todos los elementos.
Las siglas se escriben enteramente en mayúsculas y sin
puntos, pero si se escriben con puntos, la última sigla también debe
llevarlo, evidentemente. No tienen plural gráfico por sí mismas. Se leen
deletreando, a no ser que sean acrónimos.
Los acrónimos nunca llevan puntos, y pueden pluralizarse
únicamente si están totalmente lexicalizados y aceptados como vocablos
normales, que es cuando se escriben enteramente con minúsculas o con
mayúscula inicial, si procede. Se leen tal como se escriben, no
deletreando.
Los símbolos, que no deben confundirse con abreviaturas,
jamás llevan punto y tienen una única forma, que se establece mediante
convenciones y reglas; es decir, son totalmente invariables, no tienen
plural ni variaciones de ningún tipo. Únicamente aparecen junto al
elemento al que se refieren, exceptuando las fórmulas, en las que pueden
aparecer individualmente.
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